CAPÍTULO 38
Por: Arqlgo. Luis Humberto Carlín Vargas
Publicado originalmente en en periódico Digital Zona Franca en la sección Hablemos de Arqueología el 24 de julio de 2020.
Parte IV
La caída de la élite teotihuacana que se asentó durante aproximadamente doscientos años en Xochicalco, provoca nuevamente un cambio drástico en la composición política y económica casi en la totalidad de Mesoamérica.
Eso nos conduce a lo que hoy en día se conoce como periodo Epiclásico o Clásico Tardío, el cual nos remonta al inicio de la hegemonía tolteca, en lo que hoy se conoce como Tula de Allende, en el estado de Hidalgo, durante el Siglo X, XI y XII (entre el 900 y 1100 d.C.).
En este periodo se nota más la belicosidad plasmada en muchas de sus características. Detalles que casi no eran notorios en el Clásico (Teotihuacan) y en Clásico Temprano (Xochicalco), pero lo que nos tiene en este artículo es Quetzalcoatl, y no la guerra.
La imagen de Quetzalcoatl, se plasma en varios puntos de Tula, y el principal es en la entrada principal del Templo de Tlahuizcalpantecuhtli, en donde son parte del sostén de la techumbre (hoy ya no están visibles).
Es precisamente en este lugar donde surge el mito del gobernante llamado Ce Acatl Topiltzin Quetzalcoatl, que se va a mitificar junto a la figura que ya hemos estado analizando.
Él, Ce Acatl, el Supremo Sacerdote del culto a la Serpiente Emplumada en esa época, es precisamente al que se expulsa de ese gran centro ceremonial que es Tula (que aún no sabemos su nombre original, ya que como a muchas poblaciones, les fueron otorgando nombres los grupos que migraron hacia el sur, entre ellos los aztecas, y esas migraciones están registradas posteriores a la caída de Tula), y migra hacia tierras lejanas, y asevera que algún día volverá (según las fechas que se tienen estudiadas, este hecho ocurre en 1,161 d.C.). Eso es el gran mito que en otro capítulo posterior trataré de explicar, y que es la justificación que comenté en la parte I de esta serie, para que los europeos ocupen, cuatro siglos después, el territorio que era Mesoamérica. Lo que aquí nos atañe es, cómo esa figura que viene trascendiendo mil años, se convierte en un mito gracias a un gobernante, al que se le dieron todos los atributos divinos, como en otras partes del mundo, en que se les consideran los mensajeros de Dios (el que sea, no importa la religión).
Si pensamos en el momento histórico que se relata en este capítulo, veremos que los hechos que acontecían en Europa, atravesaban por serios conflictos bélicos. Era justamente la mitad de la Edad Media, y el conflicto religioso entre católicos y musulmanes estaba en su punto más álgido.
En Tula, no tenía que ser diferente, los grupos de poder se debilitan, y el culto a Quetzalcoatl, ya había permanecido un lapso considerable, y cabe la posibilidad de intentar el establecimiento de otro orden político y religioso, lo cual provocó la caída de ese centro religioso, aunque tampoco quedó en funciones como centro de poder del grupo discordante, que se supone eran adeptos de la Orden de Tezcatlipoca.
Así que en el próximo capítulo, veremos qué sucede con esa élite que migró hacia el Norte y Sur de lo que hoy conocemos como zona maya.
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Publicación original: https://zonafranca.mx/opinion/capitulo-38-quetzalcoatl-el-mito-y-el-personaje/