Por Arqlgo. Luis Humberto Carlín Vargas
Publicado originalmente en en periódico Digital Zona Franca en la sección Leer Para CrEcER el 13 de noviembre de 2019.
Tuve la fortuna de leer esta obra cuando cursé el bachillerato (CCH, para ser más preciso), y siempre se me ocurrió que la forma en que estaba escrita, parecería un guion para obra de teatro, o para una producción cinematográfica. Y bueno, años más tarde, se me concedió verla en una puesta en escena, en el extinto Teatro Ciudadela, con los dos actores y grupo de rock en vivo, “Qual”, que acompañó musicalmente en algún momento a Rockdrigo González. El teatro se dañó con el terremoto del 85, y uno de los actores de esa obra (amigo mío), pereció durante el derrumbe del Edificio Nuevo León, en Tlatelolco, en el mismo terremoto. Triste, pero así sucedió.
Y pasando al asunto de la lectura, desde que la leí me pareció algo exquisito todo el tratamiento de la obra. Dos personas que no se conocen, se encuentran en la casa de un amigo mutuo, en donde solo ellos llegan a la reunión. El contexto sucede exactamente meses después del Movimiento del 68. La conversación entre ambos personajes, una mujer y un hombre, es constantemente la defensa de sus posiciones políticas; la mujer, Norma, defendiendo la posición de izquierda, y el hombre, Everio, la de derecha.
Todo el diálogo se convierte en ciertos momentos, muy áspero, en otros momentos, muy suave, se diría que ambos personajes sienten una atracción muy profunda. Todo el diálogo es muy atractivo, pero hay algo que no se espera en el desarrollo de la obra.
Everio, tiene que estar constantemente acudiendo al sanitario, y mientras él se ausenta, Norma enciende una grabadora que está ahí, de la cual emite el diálogo que va a sostener instantes después con Everio. En un momento le causa curiosidad, pero sigue sucediendo, y el diálogo se va tornando cada vez más ríspido. En una de las ocasiones que Everio regresa del sanitario, ella le comenta lo que está sucediendo, y él, obviamente no le puede creer y eso es motivo de una discusión.
Lo interesante es ver las posiciones que discuten dos jóvenes que de alguna manera vivieron el 68 muy de cerca, cada uno desde su posición política, y en donde ambos están muy politizados de la situación que vive el país. Cómo van resolviendo esas diferencias, es lo más interesante de la obra.
Lo misterioso son esos diálogos que se adelantan a la plática, a través de la grabadora. Podría decirse que el lugar donde están va poseyendo sus personalidades y les va a presentar un futuro que ninguno de los dos esperan, y por supuesto no le voy a platicar, estimado lector. Descúbralo leyendo la obra.
La obra de teatro, que dicho sea de paso, fui a ver en reiteradas ocasiones por apoyar a mí amigo, considero que fue una excelente puesta en escena; se apegó mucho al escrito de José Agustín. Me parece que es la obra más interesante de todo lo que he leído de este autor. El grupo en escena es de las propuestas más sólidas que he tenido oportunidad de ver en teatro.
Existe una película realizada en 2011, la cual no he visto, no sé si por haber visto ya la obra de teatro, y pensar que tal vez la película me vaya a decepcionar, pero creo que vale la pena intentarlo. Así como hay otras obras de José Agustín que ya llegaron a la pantalla grande, y no me han decepcionado, no quisiera que a Abolición de la Propiedad le vaya a suceder eso.
Estimado lector(a), espero su comentario al correo que viene al final del artículo. Después que tenga oportunidad de leer esta obra, y solicitarles que me escriba y de esa forma podamos compartir las sensaciones que le provocó esta recomendación.
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Publicación original en: https://zonafranca.mx/opinion/leer-para-crecer/abolicion-de-la-propiedad-de-jose-agustin-1969/
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