La Religión entre los antiguos mexicanos. VI

Por: Arqlgo. Luis Humberto Carlín Vargas

CAPÍTULO 32

Publicado originalmente en en periódico Digital Zona Franca en la sección Hablemos de Arqueología el 12 de junio de 2020.

Parte VI. Los mitos.

Los mitos y las leyendas son elementos básicos para la construcción de la identidad de un pueblo y la base de muchas religiones. No conozco una religión que en su génesis no contenga mitos y leyendas, cargados de un simbolismo muy propio de su entorno ambiental: montañas, fauna, flora, etc.

Le contaré, estimado lector, dos mitos muy estimados, que darán cuenta de la amplitud cultural de los nahuas, y como ya dije, de su simbolismo tan profundo.

El primero es el “Mito del Tlacuache y el fuego”, ese simpático marsupial, endémico de nuestro México, que ha sobrevivido muchos años en el planeta. El segundo, “El Conejo, la Luna y el Tlacuache”

Hay varios mitos acerca de este mítico animal, pero daré cuenta de uno de ellos. Puede encontrar todo un tratado en el libro, “Los mitos del tlacuache” del gran investigador, Alfredo López Austin[1].

El tlacuache ha sido visto en este contexto de los nahuas, como fiestero, sabio, astuto y otros adjetivos como el de ladrón. Cuenta el mito, que en los inicios de la humanidad nadie tenía el poder de controlar el fuego, hasta que una piedra incandescente cayó a la tierra y una anciana se acercó a ella, se llevó un tronco encendido hasta su casa y ahí, se dedicó a conservarlo.

La gente le pedía que lo compartiera pero ella no lo quería hacer. Entonces, un día el tlacuache les dijo que él conseguiría el fuego y lo compartiría. Nadie le creyó. Se metió al río y se mojó mucho. Fue a la casa de la anciana y le rogó que le dejara calentarse. En cuanto ella se descuidó, aprovechó y se metió un ascua en su marsupia (bolsa que tienen para guardar a sus cachorros), pero además se quemó la cola y así, portando el fuego en esa parte de su cuerpo, corrió y aunque la anciana lo atrapó, se hizo el muerto, pero la anciana no le encontró el fuego. Cuando se fue la anciana volvió a encender su cola con la brasa, y corrió hasta entregárselo a los humanos. Por ser un animal omnívoro le encanta todo lo que tiene que ver con plantas, así que los pobladores ofrecieron un festejo en su honor, en donde bebieron agua miel de los magueyes y eso, además, lo embriagó, cosa que le gustó. Desde entonces la humanidad tiene fuego en su casa y puede calentarse en las frías noches de algunos lugares. Por eso es qué al pequeño marsupial, desde entonces,  la cola le quedó inevitablemente sin pelo.

Tomada de internet. Crédito a quien corresponda.
Tomada de internet. Crédito a quien corresponda.

El otro mito es, sobre cómo el conejo (Ome Tochtli), creador y cuidador del pulque, va llenando de esa bebida la luna (como si fuera una vasija), para ir completando sus fases crecientes hasta que está completamente rebosante, blanca, luminosa en el lapso de veintinueve días.  Pero, el tlacuache, que es fiestero y le encanta el pulque, perfora esa inmensa olla con un carrizo, para beber el líquido divino y, además se lo entrega a los humanos. Y conforme se va vaciando la vasija, es como se pueden explicar las fases menguantes de la luna.

Tomada de internet. Crédito a quien corresponda.
Tomada de internet. Crédito a quien corresponda.

Hay una infinidad de mitos y leyendas de los pueblos mesoamericanos, que proveen a sus creencias validez y explicación de los fenómenos naturales. Hoy, son también, una forma de preservar la tradición oral de aquellos pueblos que perduraron tantos miles de años en este territorio.

Un recordatorio: los tlacuaches no son animales que hagan daño al hombre. Así que si llega a toparse con alguno, POR FAVOR no le haga ningún daño. Es un animal sagrado.

Estimado lector, espero sus comentarios al correo que viene más abajo. Nos leemos la próxima entrega, que #HablemosDeArqueología. 

arqueolobocarlin@gmail.com

#HablemosDeArqueología #ArqueologíaMexicana #ReligiónMéxicoAntiguo

https://www.facebook.com/Mah-titlahtohcan-itech-arqueología-108577840559560/

NOTA: Todo lo aquí expresado es producto de investigaciones formales, realizadas por varios profesionales, principalmente de la arqueología, así como de otras áreas académicas formales, con el afán de complementar el conocimiento aquí vertido. Las imágenes mostradas son extraídas, en su mayoría, de la revista Arqueología Mexicana y otras, tomadas del internet, así que los derechos de autor son del o los propietarios.

Cada artículo e imagen en estas crónicas, no tiene intención de dañar NI ofender ninguna posición política o religiosa. Son opiniones meramente científicas.

Los hipervínculos que aparecen son, normalmente, artículos de mi autoría y/o referencias necesarias para ampliar el tema.

Publicación original en: https://zonafranca.mx/opinion/capitulo-32-la-religion-entre-los-antiguos-mexicanos-sexta-parte-los-mitos/