Undécima Disquisición.
Por Arqlgo. Luis Humberto Carlín Vargas
Publicado originalmente en en periódico Digital Zona Franca en la sección Disquisiciones Sociales el 29 de junio de 2020.
Habrá que definir el término, según la RAE, que a la letra dice: “Apasionamiento y tenacidad desmedida en la defensa de creencias u opiniones, especialmente religiosas o políticas”.
Yo aumentaría al menos un rubro más de lo que define la RAE, y este sería el deportivo, aunque hay muchos más que trataré de explicar.
El desbordamiento de las pasiones de una forma exacerbada, puede provocar incidentes, no solo personales, sino también conflictos internacionales. Y la humanidad ha vivido muchos de ellos, debido al fanatismo.
El fanatismo puede llegar a tocar fibras muy sensibles en las sociedades, y convertir a estas en intolerantes; gracias al dogma de fe que llega a ser impenetrable, y por ende intransigente.
El fanatismo no distingue color de piel, ya que se origina por causas muy ajenas a otros temas, como el racismo, pero suele caer en los mismos rasgos de este último.
He visto casos de fanatismo deportivo, en donde el color de piel, el idioma, el “status” económico y otros factores, se hermanan para agredirá a un grupo de gente que no viste con la playera del equipo favorito.
Pero esos mismos, que estaban con diferentes playeras en el escenario anterior, pueden acudir a una concentración de fanáticos religiosos que se manifiestan por alguna causa, y no se van agredir, aunque su fanatismo deportivo sea diferente. Aunque aquí, sí va a ver un poco de segregación o separaciones grupales, por cuestiones de “status social”.
¡Y que podemos decir en el ámbito político! Es increíble ver hoy las redes sociales marcadas en su mayoría por gente que se agrede por escrito, defendiendo una u otra política. Aquí tampoco importa mucho aquello de los equipos deportivos, e incluso de las preferencias religiosas.
Otro fanatismo inquietante, es aquel que le profesamos a personajes de la farándula (y del deporte), y los encumbramos tanto, que nuestra esencia se vuelve la de ellos, y aspiramos en todo momento a vernos, vivir y sentir como ellos, sin importar que eso sea motivo de ir minando nuestra propia personalidad.
¿Qué es lo que nos convierte en esa clase de fanáticos, en la cual perdemos prejuicios y escalafones sociales para convertirnos en marionetas?
Mi respuesta inmediata es, sin ninguna duda, la educación. Informarse cabalmente, y formar un criterio propio, libre de prejuicios. Con la mente abierta y receptiva a nuevas propuestas comparando y equilibrando para lograrlo.
Pero percibo que las respuestas para ese cuestionamiento anterior que planteo, deben ser muchas y muy variadas, y no cabrían en este espacio, pero le invito a que Usted, me mande su respectiva propuesta acerca de esta interesante cuestión, al correo que viene más abajo.
Este tipo de conductas, como el fanatismo y otras que he estado desglosando las semanas anteriores, requieren de muchísima tolerancia y no son cuestiones que debamos tratar a la ligera o sin la debida mesura. Nos pueden conducir irremediablemente a conductas nefastas como violencia, racismo, xenofobia y odio, entre otras. Y como lo expresé la semana pasada, a otras bajezas humanas tan presentes en nuestra cotidianidad.
Para concluir, de unas frases, de varios pensadores, y que me parecen muy adecuadas con el tema que hoy reflexiono.
Habrá que definir el término, según la RAE, que a la letra dice: “Apasionamiento y tenacidad desmedida en la defensa de creencias u opiniones, especialmente religiosas o políticas”.
Yo aumentaría al menos un rubro más de lo que define la RAE, y este sería el deportivo, aunque hay muchos más que trataré de explicar.
El desbordamiento de las pasiones de una forma exacerbada, puede provocar incidentes, no solo personales, sino también conflictos internacionales. Y la humanidad ha vivido muchos de ellos, debido al fanatismo.
El fanatismo puede llegar a tocar fibras muy sensibles en las sociedades, y convertir a estas en intolerantes; gracias al dogma de fe que llega a ser impenetrable, y por ende intransigente.
El fanatismo no distingue color de piel, ya que se origina por causas muy ajenas a otros temas, como el racismo, pero suele caer en los mismos rasgos de este último.
He visto casos de fanatismo deportivo, en donde el color de piel, el idioma, el “status” económico y otros factores, se hermanan para agredirá a un grupo de gente que no viste con la playera del equipo favorito.
Pero esos mismos, que estaban con diferentes playeras en el escenario anterior, pueden acudir a una concentración de fanáticos religiosos que se manifiestan por alguna causa, y no se van agredir, aunque su fanatismo deportivo sea diferente. Aunque aquí, sí va a ver un poco de segregación o separaciones grupales, por cuestiones de “status social”.
¡Y que podemos decir en el ámbito político! Es increíble ver hoy las redes sociales marcadas en su mayoría por gente que se agrede por escrito, defendiendo una u otra política. Aquí tampoco importa mucho aquello de los equipos deportivos, e incluso de las preferencias religiosas.
Otro fanatismo inquietante, es aquel que le profesamos a personajes de la farándula (y del deporte), y los encumbramos tanto, que nuestra esencia se vuelve la de ellos, y aspiramos en todo momento a vernos, vivir y sentir como ellos, sin importar que eso sea motivo de ir minando nuestra propia personalidad.
¿Qué es lo que nos convierte en esa clase de fanáticos, en la cual perdemos prejuicios y escalafones sociales para convertirnos en marionetas?
Mi respuesta inmediata es, sin ninguna duda, la educación. Informarse cabalmente, y formar un criterio propio, libre de prejuicios. Con la mente abierta y receptiva a nuevas propuestas comparando y equilibrando para lograrlo.
Pero percibo que las respuestas para ese cuestionamiento anterior que planteo, deben ser muchas y muy variadas, y no cabrían en este espacio, pero le invito a que Usted, me mande su respectiva propuesta acerca de esta interesante cuestión, al correo que viene más abajo.
Este tipo de conductas, como el fanatismo y otras que he estado desglosando las semanas anteriores, requieren de muchísima tolerancia y no son cuestiones que debamos tratar a la ligera o sin la debida mesura. Nos pueden conducir irremediablemente a conductas nefastas como violencia, racismo, xenofobia y odio, entre otras. Y como lo expresé la semana pasada, a otras bajezas humanas tan presentes en nuestra cotidianidad.
Para concluir, de unas frases, de varios pensadores, y que me parecen muy adecuadas con el tema que hoy reflexiono.



Espero sus comentarios en el correo: arqueolobocarlin@gmail.com
#DisquisicionesSociales #DisquisicionesSocialesCarlín
https://www.facebook.com/disquisicionessocialescarlin
#Cultura #Otredad #Identidad
Publicación original en: https://zonafranca.mx/opinion/11a-disquisicion-fanatismo/