Mah titlatohcan itech Arqueología.
Por: Arqlgo. Luis Humberto Carlín Vargas
Publicado originalmente en en periódico Digital Zona Franca en la sección Hablemos de Arqueología el 1 de julio de 2015.
Hace poco estaba leyendo un libro que hace referencia a los inicios de lo que hoy es León, e irremediablemente me encontré el mismo discurso que existe en torno a las sociedade que habitaron esta región: nómadas, violentos, mal vestidos, sin techo, sin tecnología, etc.
Nada más alejado de la realidad. Es muy necesario reivindicar ese discurso y cambiarlo por lo que vamos descubriendo pudo haber sucedido; esto gracias a las actuales investigaciones en toda la región, que no son todas las que deseamos, pero empiezan a fluir cada vez más. Las comunidades que encontraron los europeos a la llegada a esta zona, son el resultado de siglos de cambios políticos y sociales que en este artículo sería harto complicado explicar, dado que mucha gente no está acostumbrada a pensar que esos grupos SÍ tenían conocimientos y rutas comerciales, prácticas religiosas, tendencias políticas, habilidades tecnológicas, etc. Tal y como hoy mismo lo vivimos, pero con otras características.
Para entenderlo un poco mejor y de manera muy resumida empezaremos por el tema de las migraciones, que han distinguido a la que hoy conocemos como región del Bajío, desde tiempos remotos. A partir del poblamiento americano, hace más de 15 mil años y hasta la actualidad, siguen sucediéndose. Día a día la gente ha ido y venido.
Gracias a lo que hoy se ha investigando de los asentamientos mesoamericanos en la región, las probables causas de las condiciones en que se hallaban los pobladores de estos lares al encuentro con los europeos, son muy variadas: cambios climáticos, falta de oportunidades en la agricultura, desplazamientos forzosos por incursiones de grupos guerreros, inestabilidad política y social, etc.
Sabemos, que en lo que hoy es León y en el estado de Guanajuato, existieron asentamientos humanos que demostraron un conocimiento con respecto a muchos rubros, entre otros, la agricultura, la arquitectura, la lítica, la cerámica. Algunos investigadores han llamado la Tradición o Cultura del Bajío a muchos hallazgos, sobre todo en lo arquitectónico: los patios cerrados o hundidos, de los cuales se han contabilizado al menos 172 en el estado. Es aquí, en lo que hoy es Guanajuato, en donde más de este tipo de arquitectura aparece en el registro arqueológico. Los fechamientos más tempranos para León se consideran para el 140 a.C y los más tardíos demuestran una permanencia de al menos mil años, y un crecimiento de 700 años, lo que acontece entre el 200 y 900 d. C, con un auge en los últimos 300 años, lo cual quiere decir que entre 600 y 900 d.C, se nota un crecimiento que manifiesta que eran completamente sedentarios, con manejo muy claro de la agricultura y del recurso del agua, con prácticas religiosas y políticas que aún debemos profundizar en su conocimiento, jerarquización en la sociedad y división del trabajo; mucho de esto se nota gracias a los vestigios arqueológicos de tamaño considerable y asentamientos habitacionales, que hoy tenemos la posibilidad de preservar. Hay que recordar que en León se encuentra uno de los seis lugares arqueológicos de mayor tamaño en lo que es hoy Guanajuato.
¿Pero cómo es qué a partir del 600 d.C. hay un crecimiento, y trescientos años después, en el 900 d.C., vuelve a caer en un abandono parcial que se nota más para el año 1,300 o 1,350 d.C.?
Gracias a los fechamientos y a los hallazgos en otros sitios, es posible asegurar el contacto cultural y comercial que existió entre lo que en ese momento era el centro rector de una gran parte de Mesoamérica y Centro América: Teotihuacan
Teotihuacan fue durante más de siete siglos el lugar al cual la mayoría de pueblos que en ese momento habitaban lo que hoy es México, llegaron y la hicieron crecer, hasta llegar a ser el centro de poder político, comercial y religioso de una gran área. Compartió tiempo con otro poder hegemónico al otro lado del mundo: Roma, la cual tuvo menos duración como poder político, comercial y religioso en Europa que Teotihuacan.
La caída o colapso de Teotihuacan, se considerada aproximadamente en el 650 d.C. Esto trajo una inestabilidad política en toda el área de influencia teotihuacana, que se mitiga hasta que surge una de las ciudades que eran clave en el poder teotihuacano: Xochicalco, entre el 700 y 850 d.C. aproximadamente. La caída de Xochicalco provoca nuevamente inestabilidad, hasta el surgimiento de otro de los sitios importantes durante la época teotihuacana: Tula.
Estos hechos produjeron que mucha gente que había migrado a Teotihuacan desde los inicios de ésta y ahí se había establecido, regresaran a sus lugares de origen y aprovecharan las condiciones de inestabilidad para crecer. Con el surgimiento de Tula como centro de poder, la gente vuelve a migrar y abandona en parte sus lugares de origen.
Tula cae aproximadamente para el 1,100 d.C. por incursiones de grupos norteños, y la inestabilidad vuelve a permear a Mesoamérica, y también para esos momentos, a través de varios estudios, se ha detectado un gran problema climático, provocando qué mucha gente desplazada ya no regrese a sus comunidades del norte y migre hacia el centro de lo que hoy es México en busca de mejores condiciones de todo tipo. Una de esos grupos es el que llegó a la Cuenca de México y un par de siglos después de haber llegado se hacen del poder y durante 95 años lo mantienen en una gran área de Mesoamérica, hasta la llegada de los europeos: Los mexicas (o aztecas en sus inicios, a los cuales sería complicadísimo resumir en este espacio, pero habremos de hacerlo en otra ocasión).
Para el 1,350 d.C. se nota un abandono casi total de los centros ceremoniales, construcciones monumentales que los habitantes de lo que hoy es León dejaron para que nosotros tengamos la labor de rescatarlos y preservarlos.
Podemos concluir que siglos de inestabilidad provocaron que a la llegada de los europeos, doscientos años después del casi abandono total de sus centros ceremoniales, los conquistadores encontraran solo gente que vivía en condiciones de nomadismo, lo cual no es causa de atraso cultural. Simplemente esas comunidades prefirieron vivir en esas condiciones. En contacto directo con la naturaleza, aprendiendo los ciclos de recolección de las diferentes plantas. Además de conocer plenamente las temporadas y lugares de caza de algunos ejemplares de la fauna local. Cambiando según la época sus campamentos que eran abrigos rocosos, comunicándose mediante lo que hoy conocemos como representaciones rupestres en pintura y petrograbados. Invito a cualquiera de los lectores a que siete días de su estilo de vida la cambien por el mismo número de días y se vuelvan nómadas y practiquen el estilo de vida de los pobladores de estas tierras en aquella época.
En lo particular, no me queda duda alguna de que esas comunidades mal llamadas “chichimecas salvajes”, ni eran chichimecas, ni mucho menos salvajes.
Hay que reivindicar esos términos y poder hablar ya, de “Culturas del Bajío” o “Tradición del Bajío”, como ya muchos investigadores lo refieren.
Todo lo aquí plasmado, es producto de investigaciones formales, realizadas por varios profesionales de la arqueología y la historia, principalmente.
Estimado lector, espero sus comentarios al correo que viene más abajo. Nos leemos la próxima entrega, que #HablemosDeArqueología.
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NOTA: Todo lo aquí expresado es producto de investigaciones formales, realizadas por varios profesionales, principalmente de la arqueología, así como de otras áreas académicas formales, con el afán de complementar el conocimiento aquí vertido. Las imágenes mostradas son extraídas, en su mayoría, de la revista Arqueología Mexicana y otras, tomadas del internet, así que los derechos de autor son del o los propietarios.
Cada artículo e imagen en estas crónicas, no tiene intención de dañar NI ofender ninguna posición política o religiosa. Son opiniones meramente científicas.
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Publicación original en: https://zonafranca.mx/opinion/la-region-del-bajio-antes-y-despues-de-la-epoca-teotihuacana/