Tatuajes: simbolismo corporal.

Por Luis Humberto Carlín Vargas y Sara Sabag

Publicado originalmente en el periódico digital Zona Franca, sección Simbolismo y Sociedad, el 6 de agosto de 2021

La entrega anterior, en la que abordamos el tema de los “Dreadlocks”, va muy ligada con el que hoy comparto.

El Arte en Piel, como se le ha dado por llamar a esta práctica, no es nuevo entre los Homo sapiens, que llevan milenios haciéndolo. Decorarse el cuerpo, ha sido una actividad que da pertenencia e identidad a una persona, con respecto a un grupo mayor de gente, que gusta de los mismos símbolos.

El simbolismo es para nuestra especie, como ya lo he argumentado anteriormente, una parte importante de nuestro diario vivir, esa ansia de ser aceptado y reconocido por cualquier medio (ya sea por la vestimenta, el decorado o modificación de nuestro cuerpo), en los múltiples grupos humanos en los que nos vamos insertando a lo largo de nuestra vida.

Así como la cabellera larga o corta (y los múltiples tonos con que la cambiamos), los “Dreadlocks”, la modificación de nuestro cuerpo (al insertar objetos que lo van a transformar), los tatuajes como se conocen normalmente, son una forma de expresión de nuestras preferencias, temas que ya he comentado en otras colaboraciones (La otredad, Tolerancia, Identidad, Diversidad cultural), y son decisiones muy respetables de cada persona, nos guste o no. Se trata de respeto por el otro. Así de sencillo.

Cada símbolo plasmado debe tener un gran significado, para quien lo porta, y esa persona sabrá si lo quiere exhibir y/o explicar, o no. Además, tendrá todo el derecho de reservarse que los demás sepan cuál fue el motivo que lo llevó a esa decisión.

El decorado en la piel nos ha proporcionado espectaculares obras de arte, que son dignas de ser admiradas, y sin ningún prejuicio, verlas solamente como lo que comento: obras de arte.

Las últimas dos décadas, he notado un incremento significativo en esta práctica, que como dije, no es nueva; y que anteriormente (y aún en la actualidad mucha gente así lo considera), se le relacionaba solo en personas que habían estado en prisión o con pandilleros locales. Nada más alejado de la realidad. Hoy, la mayoría de la gente en los deportes, el show business y otras actividades populares, portan increíbles decorados, que son replicados por sus fanáticos. Además, la apertura hacia esta actividad, la podemos encontrar en muchos lugares que dejaron de ser clandestinos y se convirtieron en verdaderas salas de arte con todas las medidas higiénicas, no importando la ciudad donde nos encontremos.

La oferta ha llegado a las diversas plataformas de las redes sociales. Existen páginas en internet, que dan cuenta del tema que hoy tratamos, y no son pocas. Si no me cree, solo escriba en el buscador de su preferencia “comercios tatuajes”, y se convencerá que en la localidad en donde habita, pululan estos sitios. Los puede encontrar desde los barrios más populares, hasta las plazas comerciales más renombradas y/o sofisticadas.

El sapiens haciendo cosas de sapiens”, como lo he comentado en muchas ocasiones, al igual que en este tema; creando obras de arte; en otras, realizando prácticas deleznables, que dejan mucho que desear, y que hacen ver que el “apellido sapiens”, nos queda muy holgado. No difamemos las prácticas culturales que NO son de nuestro agrado. No puede ser motivo de discriminación, en ningún momento.

En el transcurso de mi vida académica como catedrático, en algunas clases relacionadas con la antropología simbólica, uno de los temas que abordamos, que es precisamente la semiótica y la semiología, les pido a los alumnos que expliquen una religión (aquella que consideren contraria a sus ideas), un símbolo (que les sea afín), y que los que no estén tatuados, mencionen cual símbolo se tatuarían y cuál sería el motivo de hacerlo. Obviamente, a quienes ya están tatuados, que nos platiquen un poco del tatuaje más significativo. La verdad, es que me he encontrado con sorpresas muy agradables.

Para concluir, me gustaría agregar algunas preguntas que lo hagan reflexionar, así que, amable lector (a), en caso de no tener tatuajes, ¿considera que ha reprimido en Usted la idea de esta práctica?, ¿se atrevería a decorar su cuerpo con algo permanente?, ¿qué símbolo y qué sería lo que lo motivaría? Solo piénselo, y respóndase a sí mismo.

Para esta colaboración, le solicité a Sara Sabag (a quien agradezco infinitamente su buena voluntad), que me obsequiara algunas fotografías de los muchos tatuajes que porta, y lograr que esta contribución, sea más atrayente. Sara es sicóloga social, egresada de la UAM, además es una respetada terapeuta y conferencista, dentro del ámbito de su profesión, su cuerpo tiene infinidad de tatuajes, y ella argumenta: “El decorado personal, no está enfrentado a la profesionalidad de una persona. Al contrario. La potencializa”.

Existe una posición que el sujeto tatuado toma respecto a su propio cuerpo físico y psíquico a través del símbolo grafico tatuado, que a su vez se relaciona con su subjetividad, su experiencia de vida y su vinculación con la mirada de los otros, de su contexto social, su ecosistema.

El cuerpo se convierte en espacio de inscripción de significantes, medio de divulgación de las estructuras psíquicas, conscientes e inconscientes entrelazados expresándose por medio de los símbolos de  la tinta en la piel.

El ritual de darle al cuerpo historiedad, por medio del dolor/goce, la sangre y la tinta, donde se expresa lo que muchas veces se ha callado en la palabra, lo que no se logra elaborar, decir en el trama oral  y lo develamos enigmáticamente, siempre a modo singular por medio de lo que se plasma en la superficialidad del cuerpo, frontera límite entre el  adentro y el afuera, interior/exterior.

De esta manera el sujeto con tatuajes busca distinguirse del resto de su  grupo social,  no con el fin de ser estigmatizado como muchas de las veces ocurre, sino de hallarse único en el mundo, método así también de reproducción de la identidad, la particularidad de cada ser y la diferenciación.

Posicionarse ante los demás, por medio del reconocimiento de la propia historia de vida, de características, ideologías y creencias, de los duelos y los sueños, de las huellas psíquicas que se portan: Me reconozco, me marco, me diferencio y Soy.

Psic.Sara Yassmin Vargas Sabag[1]

[1] Licenciada en Psicología Social por la UAM Xochimilco; Terapeuta Diplomado en Psicología Bariátrica; Diplomado en Psicoanálisis y Ciencias Sociales; Psicóloga, Psicoterapeuta, Conferencista, Tallerista. Especialista en temas de: Salud Mental, Tanatología, Perspectiva de Género, Salud Mental en la Mujer, Trastornos alimentarios, Literatura y Psicoanálisis, Prevención del abuso sexual en menores. Modelo y actriz.

Estimado lector(a), espero su comentario al correo que viene al final del artículo. Después que tenga oportunidad de leer esta pequeña contribución, le solicito me haga favor de honrarme con su opinión, y de esa forma podamos compartir las sensaciones que le provocó la lectura de la misma.

Correo: arqueolobocarlin@gmail.com

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